20 de enero de 2013

Lluvia de corazones.

Era un día nublado, de esos bien melancólicos, de esos que tienen el extraño efecto de poner a las personas a reflexionar sobre lo irreflexionable. Sentada en el balcón, al cubierto de la lluvia, hacía un análisis detallado de cada ubicación donde las gotas se posaban, limpiando todo de lo sucio, de lo feo, de lo dañino.
Parecía como si en ese agua hubiese un perdón implícito, una disculpa atrasada, una renovación de sentimientos. Después de un aguacero todo parece más puro, no? Todo está cubierto de una tranquilidad casi de cuento, y en el aire se respira ese dejo del aroma de la tormenta tan cargado de emociones.
Qué bien le vendría una de esas lluvias a su alma, qué oportuno sería que las gotas se llevaran sus rencores y limpiaran sus heridas. Lástima, pensó, que su orgullo fuera impermeable.



1 comentario:

  1. Hacía mucho que no entraba y me encontré con 3 mansos textos. Me encantó el final de este, no sé porqué me suena a basadoenhechosreales.
    Beso querida

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