31 de octubre de 2012

Cata y su bombacha.

Un día le agarró la loca y decidió tomarse el palo. Sí, así como lo escuchan, Catalina se despertó y, mientras se lavaba la cabeza, decidió que la facultad no era lo suyo. Se puso firme y decidió que tampoco quería dedicarse a trabajar en un kioskito cachulero de alguna esquina. Y entonces? Entonces revoleó la bombacha gris a lunares rojos, regalo de algún pariente sin mucho decoro y/o imaginación, y al grito de "libertad" salió corriendo por la cuadra hasta la parada del micro y derechito hasta la terminal, donde compró un pasaje de solo ida a algún país de por ahí. Nunca más vi a Cata, debe andar revoleando esa bombacha por vaya a saber qué cuadra, la muy desquiciada.


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