6 de marzo de 2012

Se rompio la licuadora.

Hay peleas que parecen absurdas. Y sin embargo, separan parejas, distancian amigos, rompen familias. Son discusiones superficiales, pero tienen ese poder. Creo que es porque lo que de verdad termina todo no es la pelea en si, sino los rencores de mil años que se justifican como uno justifica la ausencia a un examen con un certificado del tio medico. Todos saben que no es verdad, que no se deberia dejar pasar, y a pesar de eso se callan y hacen oidos sordos. Pero el fraude sigue en pie. Y cuando el fraude se mete con el corazon no hay pero que valga para que se quede instalado por siempre. En algun momento se tiene que ir. Y cuando se le acaba la estadia, las parejas se separan porque "no me acompañaste al cumpleaños de mi primo", los amigos se distancian porque "cero aguante me hiciste el finde", las familias se rompen porque "nunca me arreglaste la licuadora que se rompio".



1 comentario:

  1. ¡Adiós! En esta palabra fatal, aunque se encierran promesas y fe, alienta la desesperación.

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